26 de Octubre del 2023
Nedy Masciadri
Quiero salir de la cárcel como profesional
La Educación de las reclusas en Uruguay
Las mujeres privadas de libertad quieren estudiar
Foto: San José Ahora

Las mujeres PPL (personas privadas de libertad) denunciaron en acto público que se les hace difícil continuar con los estudios universitarios estando en reclusión. Reclaman la posibilidad de cursar la Universidad, no solamente terminar escuela y liceo.

 

En un ciclo de charlas realizadas en el Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) durante el mes de octubre, se desarrolló la temática del derecho a la comunicación en las mujeres privadas de libertad.

Participaron la activista argentina María Medrano; la directora de la INDDHH, Jimena Fernández; el rector de la Universidad UCLAEH, Carlos de Cores Helguera; la responsable de Innovación Educativa en la Dirección Nacional de Educación (MEC), Luisa Fernández; la escritora Silvia Soler; la  artista plástica y profesora de Comunicación Visual, Flabia Fuentes; la tallerista Victoria Giménez; la Coordinadora del Mecanismo Nacional de la Tortura, Gianina Podestá; el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, Juan Miguel Petit; Agustín Labat, del Centro Berit de Extensión Universitaria; la Profesora Adjunta Romina Verrua; así como representantes del colectivo Familias Presentes y del plenario de organizaciones sociales del proyecto Crisálidas.

Las ponencias

Las distintas mesas abordaron la situación de la educación en los centros de reclusión. Se hizo un relevamiento sobre los índices de alfabetización por sexo y edades. Y hubo algunos planteos sobre la necesidad de la activación de los nuevos recintos carcelarios, con especial énfasis en la población trans. Hoy pueden elegir si cumplir su condena en los centros femeninos o masculinos pero no hay un lugar específico que los albergue.

Yo soy PPL

Entre los presentes se encontraba una persona privada de libertad que había pedido una salida transitoria para asistir al encuentro. Se presentó como PPL y comenzó a plantear la problemática de quienes quieren estudiar a nivel universitario en contexto de encierro.

“Presenté un proyecto que se llama: De la cárcel a la Universidad y de la Universidad a la cárcel”, dijo. Lo hizo llegar a rectores, bedelía y profesores, para divulgar la infinidad de trabas con las que se encuentran aquellas mujeres que, habiendo terminado la educación secundaria, quieren acceder a un título universitario.

“Quiero salir de la cárcel como profesional”, afirmó. “Cuando cumpla mi condena deseo insertarme en la sociedad y poder devolver algo por el daño que yo cometí”, acotó.

Entre las dificultades que mencionó, estaban el escaso acceso a internet para estudiar, la falta de consideración con las horas que disponen para esos fines y los castigos por los cuales se le quitan privilegios. “Se pierden exámenes por no poder entregar los trabajos a tiempo”, señaló.

En el caso de esta persona, en base a lucha, motivación personal y luego de golpear muchas puertas, tuvo acceso a estudios universitarios. Está cursando Enfermería, Facultad de Química y se recibió como Instructora de EPL (Estudiantes privados de libertad). Pero es un caso excepcional.

Hay muchos casos de personas que comienzan a estudiar, pero ante tantas dificultades, abandonan. Es una realidad que no ocurre solamente en los centros de reclusión. Pero en este contexto, resulta mucho más duro y exige mayor perseverancia.

Plantar bandera

“Hace un año que estoy en la Unidad Nº 5, pero estuve detenida en Cañitas y en Florida, que fue donde hice el proceso para el paso a la Universidad. Tuve que plantar bandera y exigir que se me brindara esa oportunidad. Esa opción no estaba prevista porque no estaba dentro del circuito metropolitano”, expresó.

A diferencia de cualquier otro estudiante, no hay tutores, referentes ni coordinadores. Es todo a instancias de las reclusas y hoy cuentan con el apoyo del docente del Programa de Respaldo al aprendizaje de la Universidad de la República, Edward Braida.

También forma parte de una asociación no gubernamental que se formó justamente para hacer valer los derechos de las reclusas como estudiantes.

Facultad y autogestión

El camino que se ha tenido que recorrer para acceder a estudios universitarios lleva a la conclusión que nada se puede esperar de las autoridades que solo están para controlar y custodiar.

Estudiar y acceder a la facultad es una autogestión. Se debe entender de esa manera porque es el único camino.

El papel de la prensa

No dejó pasar la oportunidad para reclamar a la prensa que informe sobre todas las realidades en los centros de reclusión. "No es solamente mostrar los motines, los levantamientos, las muertes. Hay que mostrar a la gente que estudia, que quiere superarse. Pagar su pena y estudiar", enfatizó.

“Yo no hago motín”

Durante su alocución, dijo que en los centros de detención hay tanta variedad de población como afuera. Están los que para conseguir cosas  apelan a la violencia: los motines, la quema de elementos, los disturbios y la intransigencia.

“Yo no hago motín”, dijo. “Yo hablo y trato de convencer con palabras. Y demostrar que tengo verdaderas ganas de estudiar, progresar, convertirme en una mejor persona”, afirmó.

Acaparó todas las miradas y se llevó todos los aplausos. Dejó en claro que cuando se quiere algo de verdad, hay que agotar los recursos disponibles para conseguirlo. Y si es preciso perder algo en el proceso de negociación, se pierde. Pero al final del camino, se obtienen los resultados buscados.

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