26 de Septiembre del 2023
Luciana Bigliante
Sobre educación, participación y reformas
Educación: botín de guerra de la fe y de la política pública
Gabriela Bonilla
Foto: Daniel Machin - Fenapes

Un gran desafío que tenemos los trabajadores de la educación es ver cómo vamos a deconstruir, denunciar y desmarcarnos de estas dinámicas de alianza público-privada como forma de gobierno en la educación.

Hace unas semanas se realizaron en la colonia de vacaciones de Fenapes, en el balneario Jaureguiberry, Jornadas de Género de Fenapes y con este motivo dialogamos desde el PortalAPU.uy con Gabriela Bonilla, licenciada en Pedagogía y Antropología Social e investigadora del Observatorio Latinoamericano de Política Educativa de la Internacional de la Educación. 

Y puntualmente conversamos acerca de su intervención en las jornadas de Género,   Bonilla habló de cómo las alianzas público-privadas en la educación y la influencia de las iglesias en las políticas educativas, son parte de las reformas educativas.

¿Cómo es esto de la influencia de otros actores en la política educativa?

Ahí hay dos o tres grandes temas de discusión: uno tiene que ver con la historia que venimos viendo en nuestros gobiernos, el de Uruguay incluido, de entregar la política educativa a actores no estatales, de gobernar en alianza público-privada, y de nuestros gobiernos a aceptar unas narrativas antiestatales, lo cual parece un poco contradictorio: que un gobierno acepte unas dinámicas anti instituciones y anti públicas.

Un gran desafío que tenemos los trabajadores de la educación es ver cómo vamos a deconstruir, denunciar y desmarcarnos de estas dinámicas de alianza público-privada como forma de gobierno en la educación. Por otra parte también decíamos que las narrativas que dicen que lo público falló, que los docentes estamos permanentemente en falta, son narrativas casi que de marketing para alianzas público-privadas.

¿Cómo se vincula lo religioso?

En Colombia en 2016 hubo marchas de padres de familia en contra de la educación sexual integral; en Costa Rica en 2018 hubo marchas en contra de lo que ellos llamaron “ideología de género”; en República Dominicana y en Honduras también, incluso en 2023. Y las marchas están orientadas a la disconformidad hacia el sector educativo, diciendo que hay que cortar una parte de los contenidos curriculares, específicamente esos que tienen que ver con derechos sexuales y reproductivos.

En Estados Unidos, por ejemplo, la Confederación de Obispos de Estados Unidos, que en su plan 2021-2024 tiene una misión de incidir en la política educativa y de generar formación docente y administrativa en educación. Esta confederación genera cooperación hacia América Latina: logra colocar el dinero en estrategias de formación, talleres, programas de radio. En Uruguay tiene una trayectoria de educación laica, pero Estados Unidos la tuvo y la está perdiendo.

En otros países lo que miramos es que estas maquinarias electorales que instrumentalizan la fe, en sus narrativas, les administran el odio y la angustia a las clases trabajadoras.

Entendemos que toda América Latina es susceptible de que haya maquinarias electorales que junten a los sectores neoliberales anti-Estado y anti política pública, que los hagan encontrarse con estos sectores que usan la fe y que instrumentalizan la fe.

Sin ir más lejos, en Bolivia la intención era darle un golpe de Estado al gobierno de Evo Morales y Luis Camacho. Quien lideró el golpe de Estado en 2019 es uno de los principales aliados del grupo religioso de Santa Cruz. En Perú en 2021, cuando Keiko Fujimori se sentó con más de 700 pastores evangélicos. En Brasil el gobierno de Bolsonaro cedió año a año el 10% del dinero de comunicación del gobierno brasileño a radios y programas de televisión de índole religiosa. En Costa Rica en 2022 quien ahora es presidente accedió y firmó un acuerdo en el que decía que de ser electo iba a ceder a los grupos evangélicos la definición del Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y la Cancillería. También se comprometió a eliminar toda la perspectiva de género de la política pública. Si vos me preguntabas si eso iba a pasar en diez años en Costa Rica, yo te decía que nunca iba a pasar eso, y pasó.

Frente a estos actores siempre estamos en riesgo si no hay una clara disputa y una clara identificación de por qué están instrumentalizando nuestra fe. No es porque realmente quieren que haya un ejercicio espiritual: justamente el ejercicio espiritual es un Estado laico que protege a todas las religiones por igual. 

¿Qué opinión te merece la Transformación Educativa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP)?

Esta reforma que el gobierno uruguayo quiere presentar como algo muy innovador, si vamos a los archivos del Banco Mundial de 1990 allí ya se encontraba el informe Puberty que decía: “países de renta baja y renta media, implementen currículos educativos de Lengua, Matemática, reduzcan currículos, hagan evaluaciones sistemáticas a docentes, hagan un seguimiento más centralizado en el personal docente”. Hoy en día vemos esta intención de recortar currículos, de minimizar los contenidos para las escuelas públicas, porque las escuelas de élite están invirtiendo en artes, geografía y música, no están en ese recorte curricular. Pero para el sector público nos traen una receta que no es nueva, esta reducción de currículos.

Estos organismos, el Banco Mundial y también la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han recomendado a toda América Latina centrar el proceso de Educación Media supuestamente en una línea más en función de la empleabilidad. Pero ahí hay un gran sesgo y un gran mito: el sector empresarial de Uruguay no tiene una prospección laboral, entonces es bastante absurdo que nuestros gobiernos se dejen seducir por la idea de que si vos reducís ese currículo a Lengua y Matemática y algunas habilidades digitales vas a estar dando respuesta a un futuro. Con la ley de urgente consideración [LUC], además, se pudo implementar algo que estaba escrito en 2016 en un documento de la organización: revisar la participación docente en la toma de decisiones de la política educativa. Recomendaba eliminar los consejos desconcentrados de la ANEP, concentrar y centralizar la gestión educativa, para así poder llevar adelante una reforma. Y eso es lo que está haciendo la LUC. Prefieren sustituir al sector docente que está en aula, al sector sindical que sí conoce la realidad educativa, por algunas ONG, fundaciones y, más recientemente, por grupos de las empresas de la fe.