27 de Octubre del 2025
Nancy Banchero
Entrevista a Sixto Amaro, integrante de ONAJPU
Comienza la movida por jubilaciones mínimas de 27 mil pesos
Sixto Amaro
Sixto Amaro
Foto archivo Portal APU.uy

El integrante de la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONAJPU), Sixto Amaro, dialogó con el Portal APU.uy sobre el Congreso Nacional de la organización, que se realizará el 30 y 31 de octubre, en el Argentino Hotel de Piriápolis, con la participación de más de un centenar de asociaciones de jubilados de todo el país.

Allí, además de debatir sobre las principales reivindicaciones del sector —entre ellas la mejora de las jubilaciones mínimas— se definirán acciones de movilización para hacer oír la voz de los jubilados y pensionistas de todo el país.

–¿Cuáles son los principales temas que abordará el Congreso Nacional de ONAJPU?

–Tratará la situación general de los jubilados y pensionistas, especialmente las prestaciones mínimas. Nos preocupa mucho la gente que está cobrando 20.200 pesos. Esta realidad golpea fuerte, porque la gente no llega a fin de mes. Este año discutimos con el Ministerio de Economía y con el de Trabajo los porcentajes de aumento. Hablábamos de un 3% y finalmente quedó en un 2%, con un 1% acumulado en junio próximo. Si miramos el lado positivo, podemos decir que por primera vez en cinco años el aumento no será un simple adelanto que luego se descuenta en diciembre. Pero el incremento sigue siendo muy insuficiente.

–¿Y qué medidas prevén para enfrentar esta situación?

–El Congreso seguramente incluirá una agenda de movilizaciones para defender la calidad de vida del sector más vulnerable, es decir, los jubilados que perciben menos. Un jubilado que cobra 20.200 pesos arranca el mes pagando tickets de medicamentos, y si necesita un examen gasta más. Como no llega a fin de mes pide un préstamo, y entonces ya no cobra 20, sino 17 mil. Luego pide otro, y queda endeudado. Es una cadena sin salida para alguien que trabajó toda la vida.

–El exministro Pablo Mieres decía que la gente seguía trabajando después de los 60 años porque se sentía vital ¿Usted coincide?

–No, la gente continúa trabajando porque la plata no le da. La Seguridad Social se creó con la idea de que uno trabaja para jubilarse, no que se jubila para seguir trabajando. Claro que hay excepciones, pero la mayoría lo hace por necesidad. Algunos, incluso con la edad y los aportes cumplidos, deciden no jubilarse al ver lo poco que cobrarán. Por eso digo que subir la edad jubilatoria a 65 años no tiene sustento. En España, por ejemplo, uno puede jubilarse a los 60 con el 50% del salario, o esperar hasta los 67 y hacerlo con el 90%. Es un sistema que incentiva trabajar algunos años más, pero también garantiza una jubilación digna.

–¿Cuál es el promedio jubilatorio en Uruguay?

–A los 60 años de edad, ronda en el 45% del salario, lo que es realmente criminal, en el sistema del Banco de Previsión Social. Lo positivo es que al haberse fijado jubilaciones mínimas un peón rural cobre 20 mil pesos; sin esa base ganaría 16 o 17 mil. Lo mismo ocurre con las trabajadoras domésticas. El máximo apenas llega al 57%, incluso para quienes aportaron durante 40 años y se jubilan a los 70 de edad.

–¿Qué otras prioridades tiene ONAJPU?

–Debemos mejorar las pasividades y el acceso a la salud, al sistema de cuidados y a la atención en salud mental, que hoy está muy descuidada. Una persona con 20 mil pesos no puede pagar medicamentos y vivir. Algunos economistas dicen que si se atiende a los mayores se descuida a los niños. Pero ambos deben ser prioridad. Los adultos mayores también merecen vivir con dignidad, porque fueron los que construyeron este país. Un jubilado que gana 20.200 pesos, es lo que a veces equivale a un viático político. Tenemos un sistema democrático que necesita instituciones y cargos, eso está bien. Pero las diferencias salariales deberían ser menores. Cuando se discute el presupuesto, siempre “la colcha es corta” para los pasivos. Lo venimos escuchando desde hace 50 años. Por eso los jubilados debemos defendernos, porque nadie nos va a regalar nada.

–¿En el Presupuesto Quinquenal figuran las pasividades?

–No directamente, aunque hay un capítulo vinculado a los cuidados, que también incluye a personas con discapacidad. Pero el porcentaje de adultos mayores que necesitan una política de cuidados es muy alto. Desde ONAJPU estamos impulsando la entrega de una canasta de fin de año para los jubilados más vulnerables. No olvidemos que la dictadura nos quitó el aguinaldo en 1979, y tras 40 años de democracia ningún gobierno lo devolvió. Para quienes cobran lo mínimo, 2 o 3 mil pesos extra a fin de año marcan una diferencia.

–¿Cuál es la jubilación mínima que reclaman?

–Pedimos una mínima equivalente a cuatro bases de prestaciones contributivas, unos 27 mil pesos de hoy. No es mucho, pero mejora la situación.

–¿Cuántos jubilados perciben los ingresos más bajos?

–Aproximadamente 140 mil personas. Y el número no es mayor porque las pensiones por sobrevivencia —las de viudez— elevan un poco ese promedio al cobrar la pensión del esposo.

Pobres vestidos de clase media

Tienen casa propia. Cuidan la ropa “de entre casa” y guardan la que está mejor por si surge alguna salida o una consulta médica —esas pocas ocasiones que todavía justifican vestirse bien—. Dicen “no puedo”, con distintos pretextos cuando los invitan a una excursión o una salida, pero detrás de esas excusas se esconde la realidad de una vida económica ajustada. Enfrentan la crudeza de sus días desde que se jubilaron. Son, en verdad, pobres vestidos de clase media, esa clase a la que pertenecieron cuando estaban en actividad.

Los hechos que siguen fueron escuchados por el Portal APU.uy:

Testimonio I

En el taller de bicicletas pregunta cuánto costará arreglar el plato y cambiar una cubierta. “Así saco un préstamo para pagar”, aclara.

“No se apure, don —le responde el mecánico—, le hago un presupuesto y vemos.”

El jubilado se da vuelta, y a la persona que espera detrás le comenta:

“Cuando pedaleo hace trac, trac, en cualquier momento me clavo de cabeza" Mueve un escarbadientes de un lado a otro de la boca, como si fuera un pucho de tabaco, y dice con resignación:

“No me da. No me da la jubilación.”

Testimonio II

“Se me rompió el termofón, y ya no puedo sacar más créditos de la jubilación. Me quedan seis mil pesos por mes. Volví al tiempo de antes: caliento agua en la garrafa.”

Testimonio III

“No me alcanza para comprar todos los remedios del mes. Entonces, un mes tomo menos para la presión, y al siguiente voy cortando el de la diabetes.”

“¿Y por qué no te pasás al hospital? Los remedios son gratis.”

“No puedo”, responde, y deja el silencio suspendido unos segundos.

Se sincera: “Si me pasa algo en el hospital de Palmira (donde vive) me mandan a cualquier lugar del país, y aquí, en la mutualista, me pasan a Carmelo (queda a 20 k). Es más fácil.”

Testimonio IV

“¿Qué hacés, te jubilaste y seguís trabajando?”

“Con mi señora decidimos que, si queríamos mantenernos más o menos como siempre, uno de los dos tenía que hacer algo ¡Y mirá que nosotros somos muy económicos! Por eso trabajo de guardia de seguridad de noche.”