13 de Septiembre del 2022
Nancy Banchero
Jorge Esmoris, un grande de la actuación
Creer o Reventar, siempre te hace reír
Creer o Reventar
Flyer Creer o Reventar
Foto: cedida por Jorge Esmoris

 Si los uruguayos “son grises” para Jorge Esmoris es imposible saberlo porque se mueve en el mundo de la risa. No recuerda una función en la que la diversión haya estado ausente en el público. Se entrega por entero a la actuación y es un actor que por opción abraza el teatro. 
 

Jorge Esmoris es el máximo humorista que tiene el país por trayectoria y calidad actoral. De la risa también hay que hablar por eso Apu.uy  “golpeó la puerta” de este querido actor y el diálogo fue fluido.

PREGUNAS Y RESPUESTAS

 

  • ¿En estos tiempos es más difícil hace reír?


Creo que no, por lo menos en base a mi experiencia. Me parece que hay un humor que es atemporal, por lo menos el que a mí me gusta. No trabajo con un humor virtual, me gusta el que se ajusta a nuestra forma de ser, que puede tenerla un ruso, un uruguayo, un holandés. Para mí es lo mismo. Tal vez lo que esté pasando es que haya menos público. 

  • ¿A qué le atribuye lo de “menos público”?


Hay dos cosas paralelas: más espectáculos, al menos en Montevideo se han duplicado o cuadruplicado; y prácticamente el público de 18 a 30 años desapareció del teatro.  Recuerdo que cuando empecé a hacer teatro de una forma más profesional, en Montevideo había en cartel seis o siete obras, hoy hay 40 o 50 espectáculos. Es imposible tener funciones los viernes, sábados y domingos, ahora es una en alguno de esos tres días, y no soy optimista en cuanto al futuro. 

  • Es inolvidable su unipersonal “Esmoris presidente”, ¿le gusta ponerse en la piel de los políticos?


No. Lo mío era una parodia al candidato universal, un candidato es lo mismo en todas partes del mundo, quiere ganar, tienen el mismo derrotero. Con el candidato me permitía abordar la política en clave de humor, más reflexivo, pero sin caer en la realidad o la imitación de un candidato.  Tomo muy poco de la realidad que nos muestra la televisión. Hay otra realidad: camino mucho, ando mucho entre la gente, para mí la realidad es esa, desde el punto de vista del humor es increíble.

  • ¿Se nutre de lo cotidiano, de sus caminatas?


Sí, de la historia de la humanidad.  Las cosas se van repitiendo, cada tanto. Había una comedia de una persona inmortal y le advertía a los hombres lo que iba a pasar y sin embargo repetían las mismas cosas. Y creo que desde la Ilíada para acá, más o menos todo se repite; los Caballos de Troya siguen existiendo. Me parece que a partir de ahí todo es posible. Uno hablaba de la nueva normalidad y no sabemos si estuvo, fue o vino. Hacemos las mismas cosas, pero las llamamos diferente.

  • ¿Tiene que adaptar sus textos si el espectáculo es en Montevideo o en el interior del país?


Por lo menos para mí nunca hubo diferencia. Hago lo mismo en todos lados, ya sea en el teatro, en un monólogo... Recuerdo que cuando empecé a salir al interior, que fue por 1998 o 1999, “con el candidato”, me decían mirá que aquí la gente es para atrás, no se ríe. Yo no sabía en dónde estaba y la gente reaccionaba de la misma manera, con algunas particularidades, pero era igual. Hay un humor que es universal, la frase: ‘pinta tu aldea y pintarás el mundo’, es así. No hay diferencia alguna al hacer humor en Montevideo, Canelones, Paysandú, o Colonia.

  • ¿Los uruguayos tenemos sentido del humor?


Me resulta difícil generalizar. Para mí es cómo uno se maneja en la vida. El humor es algo matemático, tengo esa fórmula la hago. Mientras que el sentido del humor es ver el mundo como algo superior al humor.  
Alguien dijo: “los uruguayos son grises”, yo que sé, soy uruguayo y no creo ser gris. Me cuesta generalizar, mi experiencia indica que la gente tiene humor, porque se ríe. Creo que el mundo va variando, con la tecnología el humor dura 10 segundos.  Prefiero el humor reflexivo, que la gente se vaya pensando en lo que vio, disfrutando y comentándolo y recordándolo, a que se haya reído una hora y media con una sucesión de chistes, y después cuando salga a tomar algo  no se acuerde de ningún chiste.

  • ¿En alguna ocasión para levantar un show  tuvo que apelar al ridículo o a malas palabras? 


Si apelé al ridículo fue hacia mí mismo. Yo trabajo en la cornisa del ridículo, porque creo que el humor trabaja ahí en la cornisa, el ridículo y el perdedor. En el humor hay que pararse en el lugar en el que la sociedad considera que es un perdedor, por ejemplo, Artigas fue un perdedor. Entonces desde ahí mirar el mundo. El humor que da cátedra y empieza a mirar a la gente por encima del hombro no es humor, por lo menos no es el que a mí me gusta. Las malas palabras no son tan malas, a veces esa llamada mala palabra es una llave magnífica.  Ahora cuando todo es un discurso de esas palabras no tiene sentido. A veces las llamadas malas palabras, que para mí no lo son, en ocasiones las uso como puntos referenciales. Como que a la gente le llega más.

  • ¿Le pasó alguna vez que el público lo mirara sin esbozar una sonrisa?


La verdad que no, por lo menos no en el teatro, de repente en algún evento muy particular. En el teatro no, al menos que yo recuerde.

  • ¿Cine, teatro o televisión?


Teatro. Hace muchos años que dejé de hacer cine. Estoy concentrado pura y exclusivamente en teatro. Estoy con dos obras “Creer y reventar” en la Sala Grande del Movie y “El secuestro” en el Teatro del Notariado.

El es…


Jorge Esmoris. Nació en 1956 en Montevideo. A los 18 años comenzó a actuar y desde entonces no ha parado, esencialmente como humorista. Ha hecho cine, series de televisión, murga, y teatro. El famoso actor es también escritor y director de teatro. Ha acumulado diversos reconocimientos, entre ellos dos premios Florencio y el Iris de Oro.