26 de Mayo del 2023
Nicolás Opazo
El pasado olvidado
Uruguay es referente en el arte rupestre, pero no es valorado ni cuidado por la sociedad
Petroglifos
Petroglifo del Departamento de Artigas, Uruguay.
Foto: Leonel Cabrera.

En los últimos 20 años, Uruguay se convirtió en un referente de América Latina en el arte rupestre pasando de tener dos sitios con grabados a tener numerosas expresiones simbólicas. Los departamentos de Salto, Artigas y Paysandú contienen más de 150 sitios y miles de ejemplares de petroglifos, aunque se están destruyendo por el nulo cuidado de las autoridades y de la sociedad.

El arte rupestre contempla a todas las actividades humanas y obras de los indígenas, en cambio, los petroglifos son trazos en las piedras que hicieron estas comunidades hace miles de años. El norte del Uruguay se convirtió en uno de los territorios más significativos por la enorme cantidad de grabados y de manifestaciones. Siendo un desafío comprender estas expresiones indígenas para los investigadores, al no poseer los códigos y patrones de las culturas que tallaron las rocas.

Las exploraciones son realizadas por investigadores del departamento de Arqueología del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Universidad de la República (Udelar), y cuenta con la participación de estudiantes avanzados de la facultad. Los proyectos llegaron hasta el año 2019, pero se pretende seguir estudiando los petroglifos en un futuro cercano.  

Historia del hallazgo en el norte del país

En el año 1995 un geólogo de la Facultad de Ciencias (Fcien) de la Udelar fue contratado por la Intendencia Municipal de Salto (IMS) para enseñarle a los pobladores rurales a cortar piedras al sur del Río Arapey, Salto – a 541 km de Montevideo, Uruguay-. El geólogo al ver dibujos en las piedras, que no correspondían con las características naturales, alertó al Museo de Arqueología y Ciencias Naturales de Salto y este a la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Meses después se confirmó el hallazgo de petroglifos en el norte del país.
 
Leonel Cabrera, arqueólogo y docente mérito de la FHCE en diálogo con Portal APU.uy expresó que al comienzo no lograban financiamiento para establecer una investigación, pero a fines de la década de los 90 el “museo de Salto a través de la Intendencia financió algunas exploraciones”. Sin embargo, en el año 2008, “recién se logró financiación por parte de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII)” y el proyecto comenzó en 2009.

Hasta el año 1995 sólo “había dos ejemplares” de grabados rupestres en el departamento de Artigas y Paysandú, pero a partir de este descubrimiento “son más de 150 sitios arqueológicos nuevos con arte rupestre”, que involucran miles de grabados.

Características del arte rupestre en el norte del Uruguay

Estas obras tienen entre tres mil (3000) y cuatro mil seiscientos sesenta (4660) años. Por el momento se manejan estas fechas, hasta que se tengan datos más precisos. En el transcurso de estos años existieron transformaciones en las obras y algunas corresponden al siglo XVII (17) con la presencia misionera al norte del Uruguay, aunque mantenían algunas expresiones culturales de las comunidades anteriores. 

Cabrera indicó que los petroglifos “suponen un tipo, entre comillas, de escritura”. Tenían un sentido para los indígenas, pero en la actualidad se presenta como algo incomprensible. Las formas que predominan en estas obras rupestres son rombos, círculos y líneas curvas. “No debemos suponer que eran simplemente líneas, esto significaba algo, era un mensaje para la gente de la época”, agregó. 

“Supone un desafío bastante grande para el investigador, ya que, al no tener los códigos, los patrones de la época, tenemos que empezar a comparar regiones y grafías distintas, ahí hay diferencias cronológicas y hay temporalidad. El mismo dibujo, seguramente, pudo haberse completado a través del tiempo, si se fueron agregando líneas o borrando tal vez otras. Hay mensajes que nosotros tenemos la foto final, pero que seguramente hay una complejidad. La arqueología con sus técnicas, cada vez más renovadas en cuanto al soporte técnico, permiten ver qué líneas se hizo primero, cuál después, entonces [comprendemos] cómo fueron progresando esos diseños a través del tiempo”, expresó el arqueólogo.

Los sitios donde se encuentran miles de grabados de petroglifos no coinciden con los lugares de residencia de estas comunidades. En los afloramientos de piedras no se encuentran restos materiales de la cultura de las comunidades y era una actividad “ocasional” que realizaba una parte de los integrantes de los grupos. En las próximas investigaciones se pretende conocer donde vivían estos habitantes que trazaban las rocas con sus dedos y/o cinceles.

Los indígenas no elegían las piedras altas o más visibles para tallar sus grabados, pero sí se preocupaban por el diseño de las obras. La mayoría son ejemplares con diseños cuidados, en algunos eran líneas y en otros casos implicaba una planificación. La mayor parte de los ejemplares se encuentran en rocas pequeñas y desapercibidas. En el norte del país no predominan las piedras altas, es un territorio basáltico, donde hay afloramiento de arenisca y “un 99 por ciento fue utilizada para este tipo de grabados”. “No se buscó el basalto [para realizar las obras], sino que la arenisca silicificada, que es una roca metamórfica bastante más maleable”, agregó el docente mérito de la FHCE. Además, los grabados no ocupan toda el área de las rocas, sino que solamente se hicieron en una parte de la superficie rocosa.  

Patrimonio nacional dañado

En el año 2005 dos sitios fueron declarados patrimonio nacional en Colonia Itapebí y Puntas de Arroyo Valentín Grande del departamento de Salto, aproximadamente entre 530 y 540 km de Montevideo, Uruguay. El sitio más importante de la investigación es en Itapebí, Salto, porque contiene un afloramiento de más de 200 grabados y algunos de ellos muy importantes.

Sin embargo, Cabrera indicó que, “según los propietarios, nunca se les comunicó” que sus campos eran patrimonio nacional, por lo tanto, no tomaron medidas de prevención en los sitios.

“En uno se plantó un monte de eucaliptos encima, las raíces desplazan a las piedras y es un elemento de alteración notorio. En el otro se había hecho un alambrado que atravesaba el sitio, al ser un suelo basáltico no hay prácticamente profundidad en el suelo, por lo tanto, clavar postes no es una tarea fácil, y se habían utilizado algunos de los grabados para sostener los postes de los alambrados”, aseguró el docente mérito.

Desde Portal APU.uy intentamos comunicarnos con uno de los propietarios de los campos declarados patrimonio nacional y no obtuvimos su testimonio. Cabrera lamentó que la legislación uruguaya no prevé sanciones e indicó que es “necesario” tomar otro tipo de medidas, en la “que vayan más allá del mero decreto”. 

Vandalización de los petroglifos

Varios ejemplares de obras rupestres fueron destruidos, cortados o llevados. El arqueólogo Cabrera expresó que esta forma de manipular los ejemplares proviene de “lo lejano” que sentimos a estas obras. Agregó, que la sociedad uruguaya “cree” que vino de los barcos europeos, porque ve a estas obras como raíces de “otra gente” y que a veces no se les da el “estatus de humano” a los indígenas. 

Existe documentación colgada en la plataforma de Plan Ceibal sobre los petroglifos con la intención de fomentar el cuidado a la población. Además, Cabrera indicó que se hicieron proyectos con escuelas rurales para concientizar a los alumnos, aunque aseguró de que “estamos muy lejos de ser conscientes del valor cultural que tienen esas manifestaciones”. 

“Los arqueólogos hemos fracasado. Por lo menos, si tomamos, cuánto hemos convencido de que esto hay que cuidarlo, creo que ha sido un fracaso total. No hemos bajado los brazos, seguimos insistiendo”, lamentó. 

Andrés Florines, arqueólogo, profesor adjunto del departamento de Arqueología del Instituto de Ciencias Antropológicas de la FHCE e integrante del proyecto de los petroglifos desde 2016 en diálogo con Portal APU.uy sostuvo que existe una “visibilidad social baja de la prehistoria” en la sociedad uruguaya. 

Florines expresó que es “un rasgo cultural de nuestra sociedad”, donde se “omite” el pasado prehistórico y cuando se lo recuerda es en una “vitrina cómo algo anecdótico”. Agregó, que cuando el uruguayo se tiene que definir, “somos todos italianos, españoles, vascos o algunas otras minorías étnicas europeas”. En argumento a este pensamiento, expresó que muchas veces les mostró a los pobladores rurales las obras rupestres, recibiendo el asombro por parte de ellos porque “nunca” las habían visto, aun habiendo pasado delante de ellas en varias oportunidades. 

“Muchas veces la gente que vive en el campo, que son lugareños, pasan delante de un grabado y no lo ve, porque no está educado para reconocerlo. Alguien que no está con la información y con los conocimientos suficientes, cuando no es algo que es tan evidente, tiene como una especie de ceguera en la observación. No logra verlos a pesar de que estén delante de uno”, explicó. 

En contraposición, el director del Museo de Arqueología y Ciencias Naturales de Salto, Mario Trindade expresó al Portal APU.uy, que los petroglifos “existen porque las personas de campo lo cuidan” y aseguró que las obras están “huérfanas de protección legal”.

Pinturas rupestres 

En la región centro sur del Uruguay se encontraron pinturas realizadas por los indígenas de aproximadamente 1500 y 2000 años, y los ejemplares principales están en los departamentos de Flores y Durazno, aproximadamente a 180 y 190 km de Montevideo, Uruguay. Florines indicó que “probablemente” sean de comunidades distintas, en comparación a los grabados del norte del país. 

Existen semejanzas en los estilos geométricos entre los grabados y las pinturas rupestres, aunque, las representaciones son diferentes entre ellos.
En cuanto a la cantidad, las pinturas del centro sur del país son un centenar, en comparación con los miles de ejemplares de los grabados rupestres del norte del país. Además, cambia el tipo de piedra con la que se utilizó para tallar los ejemplares, en el norte se usó la roca de basalto y en el sur, la de granito. 
  
Las pinturas rupestres son más recientes en el tiempo (1500-2000 años), ya que los ejemplares del norte tienen entre tres mil (3000) y cuatro mil seiscientos sesenta (4660) años. Sin embargo, si hubieran existido pinturas más antiguas en el sur, “no se hubieran conservado, porque el granito tiene un límite, es bueno para conservar, pero no es eterna la conservación”. Además, la referencia en el mundo “es que duran dos o tres mil años en condiciones de intemperie”, indicó el arqueólogo Florines.

Las fotografías de las pinturas y grabados rupestres fueron otorgadas por Leonel Cabrera y Andrés Florines. 

Excavaciones de sitios con petroglifos. Departamento de Artigas, Uruguay.. Pinturas rupestres Pinturas rupestres Pinturas rupestres