16 de Marzo del 2024
Nancy Banchero
Elba Núñez de “La vida vale”
Queremos más risas de niños y niñas y menos ruido de balas
Elba Núñez
Foto: APU.uy

Durante la pandemia cuando una persona fallecía por Covid, los gestos de solidaridad se sentían. Pasó ese tiempo y hay quienes se transformaron en islas, a partir del “quédate en casa”. Están también los que en este país, cada vez más violento, se alegran cuando matan a un delincuente: “uno menos”, -dicen.

Ningún rincón de Uruguay está libre de violencia. En cualquier lugar un niño, un joven, un adulto puede morir por una bala perdida, o en una pelea impulsada por el exceso de alcohol u otras sustancias como la cocaína, la pasta base.

 “No tiene sentido pelearse por el número de muertos, si son 15 o 25”. La realidad marca que en barrios de Montevideo,  “los chicos están acostumbrados a tirarse al piso cuando escuchan detonaciones y hay quienes no quieren ir a los Caif por tantas balas”, manifestó Elba Núñez, del colectivo “La vida vale”, al Portal APU.uy.  Ella trabaja para revertir hechos violentos en barrios periféricos de la capital del país.

Los chicos pobres roban para drogarse. Los que tienen recursos compran y detrás de ese consumo creciente, en Uruguay, no está sólo la muerte física, está la muerte en vida, la de los consumidores y la de sus familias.

 

BARRIOS ENSANGRENTADOS

Elba Núñez vive en la Cuenca de Casavalle (Municipio D, Montevideo), poblado por unas 180 mil personas, porque involucra a varios barrios (ver datos aparte). Hace “33 años” su familia habita en Las Acacias. “Somos gente de clase media sencilla y están también los asentamientos regulares y los irregulares; lo que antes -por la década del 60 y 70- se conocen como ‘cantegriles’. Nuestro municipio tiene como característica que viven muchos recicladores, muchos trabajadores informales, gurises que no han finalizado sus estudios y eso hace que estén menos calificados para trabajar”

En los barrios periféricos, antes reinaba medianamente la tranquilidad puertas afuera, la violencia era intra-familiar, ahora explotó hacia afuera. “Por ejemplo, ´Los Palomares´ es de gente que comenzó a asentarse en la década del 50, los sucesivos gobiernos fueron trayendo personas sacadas de otros barrios donde las tierras pasaron a valorizarse. El nombre ´Los Palomares´ es porque entre casa y casa hay muy poquito espacio, una vivienda sobre otra. Los políticos y parte de la sociedad los ignoran”.

Hay personas que, al ser desalojadas, se instalan donde encuentran un pedazo de tierra que parece ser de nadie. No tienen calles, sino caminos zigzagueantes hechos por el pasaje mismo de la gente que va ocupando esos terrenos. Barrios así hay en todo el país, existen por supuesto también en el departamento de Colonia.

 

EL DETONANTE

Cuando entró la pasta base “allá por el 2002 o 2003, la gente se fue transformando y la violencia creciendo, al punto de generarse bandas que se pelean hasta morir”. Cambiaron el robo por la droga y el hambre por la alucinación que provoca el consumo.

“Las personas que consumen pasta base viven buscando la próxima dosis, sus vidas giran en torno a eso y ha hecho que cada vez tengamos más lugares que venden drogas”.

 

LOS NIÑOS SON TESTIGOS

Un hombre fue apuñalado en la Cuenca de Casavalle y niños del barrio lo rodeaban mirando cómo ese vecino se desangró hasta morir. “Pedíamos que sacaran a los niños y no nos hacían caso. Ese asesinato no salió en la prensa, con eso no quiero decir que quedó afuera de las estadísticas del Ministerio del Interior. Lo que quiero decir, es que a veces salen tres asesinatos en la prensa y dos no, porque en realidad, tristemente, son muchos”.

“Es complejísimo vivir en ambientes de tanta violencia. Los niños y las maestras en los CAIFy las escuelas se tiran al piso cuando sienten detonaciones en la Cuenca. Hay escolares que escuchan el ruido y saben distinguir si es de una nueve milímetros u otra… En las casas de techos de chapa también se tiran al piso, para evitar morir en las ráfagas de balaceras por ajustes de cuentas o como quieran llamarle. Las balaceras son en cualquier horario y en cualquier lugar”.

 

LA POLICÍA UN PASO DETRÁS

Para vecinos que están contra la delincuencia “la policía no sirve para nada, o tal vez sí, pero la cuestión es que el delito, creemos nosotros, siempre va un paso adelante. Llega la policía y la violencia se traslada a otro lado, hablo de violencia letal, de cuando matan gente, no por robos. Esto no pasa sólo en nuestra zona, en Montevideo, también se está dando en los demás departamentos” del país.

 

SE PIERDEN LAS GENERACIONES JOVENES

Uruguay es un país mayoritariamente de adultos y adultos mayores y para colmo “la violencia elimina a niños, adolescentes y jóvenes en los barrios pobres”.

En zonas de familias no pobres de todo el país, también se pierden adolescentes, jóvenes y adultos por la droga: se matan entre ellos, o son muertos en vida por el consumo, y sumen en el sufrimiento a sus familias y entorno.

Volvamos a la realidad que nos cuenta Elba Núñez,  integrante del colectivo capitalino ´La vida vale´. “En nuestros barrios hay mamás solas, con cuatro hijos, llevan preso o matan al padre y los que quedan no tienen cómo vivir. Otras veces llevan presa al único adulto de la casa: la mamá y esos pequeños quedan solos, con los vecinos o con otras personas impregnadas de delincuencia”. Tenemos presente otra realidad: “¿Qué pasa con un gurí de 18 años que va a prisión porque cometió un delito? Aprende a perfeccionarse en el mundo de la delincuencia. No para de consumir drogas”.

En las cárceles la droga “corre”, y en ese submundo también está “Piedra de los Indios”, el centro de reclusión  del departamento de Colonia.

La sociedad mira para otro lado, y no admite, por ejemplo, que “los presos son jóvenes, pobres y analfabetos, y que cuando salen están más rabiosos. No tiene sentido pelearse por el número de muertos, si son 15 o 25. Esa pelea intestinal no tiene sentido en la vida de las personas que están sufriendo, no tiene sentido que alguien diga, estamos bien en seguridad porque tenemos 15.000 presos, a mí eso me aterra”.

 

CUÁNTO LES IMPORTA VIVIR

El relato de la integrante del colectivo, nos llevó a preguntarle si a los chicos de los que habla les interesa la vida. En forma contundente respondió: “Nosotros creemos que en general a los jóvenes la vida les interesa muchísimo. Y los gurises que deciden meterse en bandas o dedicarse en exclusivo al sicariato, o a cometer hechos de violencia, no tienen conciencia de su vida y mucho menos de la vida ajena. Es como un ´vivo el hoy porque hoy quiero ser, hoy quiero pertenecer y hoy quiero tener´. Ese no es un problema solo de nuestra zona, es lo que trasmite el sistema capitalista: importa más el tener y el ahora. En esta sociedad ‘líquida’ no importa el mañana, sino el cómo vivo el hoy”.

 

HACIA DÓNDE SE ENCAMINA EL COLECTIVO

´La vida vale´ está armando un programa de trabajo para presentar a todos los candidatos políticos. “Necesitamos más clubes de niños para que los gurises no salgan de la escuela y estén en la esquina porque las mamás trabajan y no los pueden cuidar. En estas cosas ya hace mucho tiempo que venimos trabajando, tratando de establecer un tejido social potente. Queremos más risa de niños y niñas y menos ruido de balas. Hay que poner un pienso en todos. Necesitamos más CAIF, un centro juvenil. Hay educadores que no quieren venir a nuestra zona porque tienen miedo, cuando necesitamos maestras que se sienten con las familias que tienen conflicto porque los niños tienen que vivir mejor. Estamos intentando que la sociedad civil se organice para mejorar la calidad de vida, pero no es un trabajo exclusivo de los vecinos sino del Estado en general”, y de la sociedad toda.

Cuando pasen las internas, le van a entregar a “los candidatos a presidente, no importa si están en la calzada de izquierda o de derecha, lo que pretendemos es que se comprometan a poner dinero para que haya técnicos para acompañar las trayectorias de los niños, de las familias y de las comunidades. O sea, lo que se necesita es más asistentes sociales, psicólogos, maestros. Y todo eso se logra con plata. Nosotros sentimos que tenemos que ser una sociedad más humilde y más generosa, especialmente los políticos que son quienes to-man las decisiones. Nuestros niños y jóvenes no están perdidos necesitamos actuar con técnicos, con com-promiso social. Hay quienes piensan que si se matan entre ellos –delincuentes, consumidores de drogas-, menos serán los que molesten. En realidad con la pérdida de cada vida joven en este país, estamos lesionan-do a todo este colectivo que es nuestra sociedad, porque no va a contribuir al futuro del Uruguay. Y creo que es responsabilidad de toda esta sociedad pensar en esos jóvenes, en las oportunidades. Y ojo que mucha gen-te cree que cuando uno plantea estas cosas, plantea justificar la violencia, las muertes, el narco, los delitos, las bandas. No pasa por ahí, pasa por una reflexión mucho más profunda de quiénes somos como sociedad.  Lo bien que le haría a esta sociedad que estos jóvenes se reinsertaran y que pudiéramos convivir de forma fra-terna y más democrática”.

 

¿CÓMO ES "LA VIDA VALE"?

Cuando salen en las noticias asesinatos en Montevideo, muchas veces corresponden a la Cuenca de Casavalle, una zona periférica, integrada por los barrios Toledo Chico, Manga, Piedras Blancas, Casavalle, Borro, Marconi, Las Acacias, Pérez Castellanos, Villa Española, Unión, Mercado Modelo, Bolívar, Cerrito de la Vic-toria y Aires Puros.

En agosto de 2022, en una guerra entre dos bandas en Marconi, hay una balacera bastante grande, matan a dos jóvenes que nada tenían que ver con la violencia. Micaela, de 29 años, mamá de cuatro niños, sale de su casa para ir a trabajar y recibe una bala en el pecho. Gabriel, de 25 años, sale del almacén al que había ido a hacer un mandado. También lo balean y muere. Ambos gurises, mueren.

“Después de mucho pensar, junto con la familia de Micaela, que hace 40 años que vive acá en el barrio, decidimos formar el colectivo ‘La vida vale’, poniéndole un pienso distinto a cómo venían trabajando en la zona”, dice la integrante del colectivo, Elba Núñez.